Tiempo de afianzar hábitos dietéticos saludables

Efectivamente, el confinamiento motivado por la pandemia nos ha cambiado la vida y seguramente nos la cambiará más aún. Este es el discurso que oímos en todos los medios de comunicación y que nos llega a través de los grupos de amigos. Hemos de reconocer que, aún teniendo una gran parte de verdad, se puede expresar de forma más positiva. Es el momento de dejar de pensar una y otra vez en lo que hemos perdido e ilusionarnos con lo mucho que podemos ganar. No, no he perdido la cabeza y por supuesto que me estoy refiriendo no sólo al campo que es mi especialidad, aunque en este artículo citaré algunos hábitos dietéticos que sería muy recomendable mantener o incorporar a nuestro día a día tras al confinamiento . Entre ellos los más importantes serían estos:

1. Hacer un desayuno completo y sobre todo tranquilo

En estos días, los que sólo se tomaban un café con leche “a la carrera” han comprobado que los diez o quince minutos empleados en hacer tostada de pan integral con aceite de oliva virgen extra, añadirle un poco de queso fresco o aguacate y pelar una fruta compensan mucho y no sólo no es una pérdida de tiempo sino más bien lo contrario. Con el desayuno completo, además de invertir en salud, conseguimos energía suficiente para afrontar la mañana con otro ánimo. Los que alegaban que a primera hora de la mañana “no les entra nada en el estómago” se han dado cuenta de que lo que les “cortaba el cuerpo” eran las prisas y no los alimentos que ingerían. Por esa razón, al levantarse más relajados y con más tiempo, han empezado a disfrutar del desayuno. Como vemos en ambos casos la solución para el post-confinamiento es muy sencilla, bastará con adelantar quince minutos la hora de levantarse.

2. Hacer una pequeña parada a media mañana para tomar unos frutos secos o una fruta

Se puede pensar que en casa lo tenemos muy fácil ya que tenemos cubiertos y plato para tomar la fruta pero que en la oficina o en cualquier otro trabajo es imposible. Para mantener este hábito hay varias soluciones: llevar la fruta pelada en un tupper (a la que habremos añadido un chorrito de limón para evitar la oxidación), elegir frutas que son fáciles de pelar como el plátano y las mandarinas o que se pueden comer directamente como las peras o manzanas. Para los que no se pueden parar es muy asequible llevar en el bolso o maletín cualquier fruto seco al natural. ¿Qué ración es la adecuada? Muy fácil, la que podamos abarcar con nuestro puño.

3. Preparar con tiempo las comidas y cenas de la semana

Obligados por el hecho de sólo poder hacer una compra a la semana hemos visto que es muy práctico tener diseñado el cuadrante de comidas y cenas. La elaboración del menú puede ser un momento ideal para “implicar” a los más pequeños de la casa. Además, el llevar la lista hecha al supermercado nos puede ayudar a evitar la compra por impulso de productos no saludables con beneficio para nuestra salud y para la economía familiar.

4. Volver a cocinar

Son muchos los que han perdido el miedo a la cocina y se han lanzado a elaborar los platos clásicos que hacían nuestras madres y abuelas. Han empezado por la repostería (mucho más saludable que la industrial) y han continuado por las legumbres, el pescado al horno y las verduras en sus distintas formas de cocinado. En todos los casos, hemos comprobado que no hace falta tanto tiempo para hacer un guiso, que con las actuales ollas no se tarda más de 20 minutos en hacer unas lentejas o que un pescado al horno prácticamente no precisa de preparación. Hemos conseguido también que nuestros hijos se metan en la cocina y empiecen por hacer tortillas, quiches de verduras o ensaladas variadas. Este aprendizaje no sólo no se debe de perder sino que debe de ir “in crecendo”. Es curioso que cuando los niños intervienen en la elaboración de los platos suelen comer sin rechistar lo que han cocinado.

5. Hacer alguna de las comidas principales en familia

La comida no una mera ingesta de nutrientes, es comunicación. ¡Qué distintas son las comidas cuando no hay prisas por acabar para “enchufarnos” una serie o whatsapear. Además, la comida tranquila, sin prisas, facilita un mayor disfrute de los alimentos, la buena digestión y una mayor sensación de descanso. Está al alcance de todos el buscar, al menos una comida principal, en el que este sea el ambiente sea disfrutar de una sobremesa más o menos larga y sin las distracciones provocadas por los móviles, tabletas o televisión.

6. No dejar pasar un día sin hacer algo de deporte, adaptado a nuestro estado de salud y circunstancias

El confinamiento nos ha enseñado que para hacer deporte no hacen falta instalaciones especiales, ni siquiera estar al aire libre. Hemos hecho deporte caminando por el pasillo o haciendo tablas de ejercicios frente a la televisión o frente al móvil. Vamos a aprovechar este empujón para continuar invirtiendo en nuestra salud, sabiendo que tienen más eficacia unos pocos minutos de ejercicio cada día que las proezas deportivas hechas de forma esporádica.

Para finalizar acudo al consejo que el Quijote da al bueno de Sancho y que nos sirve para todos, durante y después del confinamiento: “Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”

Pedro J. Toranzos, Licenciado en Farmacia, Diplomado en Dietética y Nutrición, Master en Dietética.

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